sábado, 15 de agosto de 2015

Lo reconozco, Soy un Adicto. "Mi propia versión"


Todo comienza de forma inocente. En tu propia casa, tus padres consumen uno de los muchos tipos que existen. Tus hermanos también, incluso desde muy pequeño te van adentrando en ese mundillo, enseñandote lo que se considera mas apropiado a la edad que en cada momento tengas, y que con el paso del tiempo ira variando al igual que lo hacen tus gustos y tu propio cuerpo.

Y si además de ser el hermano pequeño de una familia numerosa, resulta que si bien es facil que coincidan en el uso de algún tipo de ellas, da la casualidad de que cada uno de ellos tiene preferencia por un tipo concreto, cuando te quieres dar cuenta, tu también tienes tu preferida, pero también te gusta el resto, las que consumiste con tus padres y hermanos.

Resulta que es tan amplio el número existente de ellas (y las que pueden aparecer en el futuro) que cada una de ellas tiene su momento ideal. Unas te ayudan a relajarte, con otras te puedes concentrar mejor.
Con otras sientes como te cargas de energía, con las que puedes afrontar situaciones que van desde la realización de un simple ejercicio físico, a autenticas explosiones de energía que necesitas liberar de tu cuerpo salrando, gritando, moviendote sin parar.....
Incluso las hay también que  lo que te provocan son situaciones de anhelo, de tristeza, que incluso te pueden provocar que termines soltando alguna que otra lágrima, y que dependiendo del momento en el que te encuentres, incluso te das cuenta que no puedes parar de consumirla.

El problema viene cuando algo que comienzó siendo un producto que consumir en tus momentos de recreo, sientes la necesidad de consumirlo cada vez con mayor frecuencia, en mayor cantidad. Comienzas consumiendola los fines de semana, en compañía de la familia y amigos.
Te acompaña en los mejores y por supuesto que también lo hace en los peores.
Poco a poco vas aumentando la dosis. Cada vez necesitas aumentar la intensidad, así como la frecuencia. Es entonces cuando comienzas a consumirla a diario, cada vez de un tipo, dependiendo del momento en el que te encuentras.

Y llega el momento en el que resulta que lo consumes a cualquier hora del día, y es tal la intensidad con la que lo haces, que terminas buscando la forma de poder tener tu dosis, sin que la gente de tu entorno sea realmente consciente de la situación en la que te encuentras, pues llega un momento en el que terminas por aislarte de tal forma que puedes estar al lado de una persona, y ni tan siguiera enterarte de lo que te está diciendo, de forma que para comunicarse contigo debe primero llamar tu atención de alguna manera.
Es entonces cuando un dia te paras a pensar y te das cuenta de la gran dependencia que tienes de ella, pues en ocasiones llegas a necesitarla incluso para poder levantarte de la cama y afrontar un nuevo día.

Y es este en el punto en el cual yo me encuentro. Cuando paso largos periodos sin mi dosis, siento como que me falta algo, que la cosa no funciona.
Me levanto de la cama, y lo primero es enchufarme mi dosis, a la que permanezco conectado hasta la misma puerta del trabajo. Subo a la oficina, y enseguida estoy deseando que el ordenador arranque para poder enchufarme nuevamente, buscando la dosis mas adecuada, dependiendo de como se plantee el día, y la situación a la que me tenga que afrontar.
Gracias a las nuevas posibilidades que nos ofrece el progreso, puedo recibir mi dosis en cualquier momento y lugar, pudiendo estar rodeado de gente, y que estos no sean conscientes de la situación en la que me encuentro.

Así pues, creo que después de esta explicación no me queda otra que reconocerlo

SOY UN AUTENTICO ADICTO, y el problema es que por el momento no quiero dejar de serlo.

Se que debido a mi método de consumo, puede que termine quedandome sordo algún día.
O puestos a imaginar la situación mas improbable posible, que al cruzar una calle por una zona indebida esté tan ensimismado que no me fije bien y termine atropellado por un coche,

Será cuestión de preguntar a un médico especializado, pero de verdad que no creo que esta obsesión por la MUSICA, realmente pueda ser tan perjudicial como para estar preocupado.